Por Eyad Handal
Dar Al-Sabagh fue fundado en 2018 en la Calle de la Estrella, en el corazón de Belén, para conectar la diáspora palestina con su tierra natal. La casa es propiedad de la familia de Alberto Kassis Sabagh y su esposa, Ana María, quienes generosamente ofrecieron parte de la casa para la creación de un centro de estudios e investigación de la diáspora palestina, despues de haber considerado la iniciativa de George Al-Ama.
La historia comenzó en 1996, cuando Alberto Kassis, un empresario palestino-chileno, visitó Belén, su ciudad natal. Estaba ansioso por visitar la casa de su familia, pero los dueños no le permitieron verla. De ese doloroso recuerdo surgió el sueño de recuperar la casa.
En 2013, George Al-Ama conoció a Alberto Kassis durante la inauguración de la sucursal del Banco de Palestina en Belén. Ambos se reencontraron en 2016 en la inauguración de la sucursal del Banco en Dubái. Al-Ama tenía conocimiento que la casa familiar del Sr. Kassis estaba en venta y, al enterarse, este último le pidió inmediatamente que la comprara. Así, el sueño del Sr. Kassis se hizo realidad con la compra de la primera parte del edificio Sabagh, realizada bajo la supervisión del Banco de Palestina.
George se sorprendió cuando le entregó las llaves al Sr. Kassis y lo felicitó, pero se negó a aceptarlas. Sr. Kassis manifestó : “Me gustaría establecer algo que sirva a la comunidad palestina de Belén y de la diáspora”. La propuesta de George de crear el Centro Dar Al’Sabagh de Estudios e Investigación fue compartida con Kassis Sabagh Family quenes junto a El Centro para la Preservación del PAtimonio Cultural (CCHP) establecieron el Centro Dar AL Sabagh de Estudios e Investigación Y Sr. Kassis se comprometió a financiar el centro. El Centro para la Preservación del Patrimonio Cultural (CCHP) renovó la casa (fase 1) con financiación de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI), mientras que el Banco de Palestina proporciono el mobiliario.
“Un pueblo sin el conocimiento de su historia pasada, su origen y su cultura es como un árbol sin raíces”.
Marcus Garvey
El centro se ha convertido en un centro cultural, una “casa-museo” de arte contemporáneo palestino y artefactos de la colección privada de George Al-Ama. Como resultado, CCHP convirtió a Dar Al-Sabagh en su unidad cultural, dirigida por Al-Ama.
Desde 2018, han realizado trescientos casos de investigación genealógicas siguiendo las solicitudes de familias palestinas de la diáspora. Han puesto en marcha numerosas actividades culturales y participado en varios festivales de la ciudad. Ofrecen visitas gratuitas al Centro y a las ciudades históricas de Belén, Beit Jala y Beit Sahur. Las instalaciones están abiertas a todos los visitantes, especialmente de la diáspora palestina.
Palestina ha sufrido muchas ocupaciones y colonizaciones. Desde finales de la época otomana hasta el Mandato Británico (1850-1948), muchos palestinos nacidos en Belén, Beit Jala y Beit Sahour abandonaron el país en busca de un un futuro mejor. Muchos de estos emigrantes trabajaron en industrias relacionadas con su oficio en la zona de Belén, sobre todo la artesanía en nácar. Muchos de ellos eran comerciantes, y muchos otros decidieron emprender sus propios negocios; al haberles ido bien económicamente, donde se integraron en sus países de adopción, llegando a ser influyentes en diferentes sectores de la vida e inspiración en todo el mundo, optaron por permanecer en Latinoamérica, pero manteniendo vínculos cercanos con sus familias de origen.
De los varios millones de palestinos en la diáspora, la comunidad más grande fuera del mundo árabe está en Chile, donde la mayoría de los quinientos mil descendientes de palestinos están ansiosos por redescubrir sus raíces.
“Quiero Viajar a Palestina” es una frase que se escucha en cada casa palestina de la diáspora. El sueño de muchos es visitar el país, encontrarse con sus familiares y conocer los barrios y ciudades de sus antepasados.
En Dar Al-Sabagh conocer nuestras raíces culturales nos ayuda a desarrollar un fuerte sentido de identidad y narrativa. Por ello, recientemente hemos lanzado la campaña #Quiero_viajar_a_palestina_, para animar a la diáspora palestina a visitar su tierra natal y reencontrarse con sus raíces a través de un viaje con un programa completo que proporciona una experiencia única e inolvidable. Desde abril de 2022, hemos recibido más de ochenta familias de la diáspora palestina de diversos países como Chile, Honduras, El Salvador, Brasil, México, Alemania, Dubái, Panamá, Francia y Perú. Ellos aprendieron sobre sus antepasados a través de la investigaciones genealógicas basada en los archivos de Dar Al-Sabagh, que contienen más de trescientos años de datos. Recorrieron las ciudades históricas de Beit Jala, Belén y Beit Sahur, donde pudieron conocer a sus familiares.
Las siguientes son historias de personas que han participado en el proyecto “Quiero Viajar a Palestina” de Dar Al-Sabagh:
Los Salman, Honduras
Narrado por Eyad Handal
La familia del conocido empresario palestino-hondureño Freddy Nasser Salman nos informó, a través de la Fundación Belén 2000, que venía a Palestina, y estaba interesado en conocer la historia de su familia y sus parientes. Investigando sobre los antepasados de los Salman, descubrimos que uno de sus primos directos vivía en la Calle de la Estrella, al lado de Dar Al-Sabagh. Visite la casa, pregunté a Francis Salman por sus antepasados y me di cuenta de que las dos familias descendían del mismo antepasado, del que ninguno de los dos estaba al tanto. Al no conocer a la familia Nasser Salman, Francis se puso nervioso y desconfió de sus intenciones. Sin embargo, cuando le dije que sus parientes hondureños-palestinos venían a verlo, se volvió más amable y acogedor. Compartió recuerdos de su abuelo y dijo: “Son bienvenidos”.
El día de la visita, la familia vino a Dar Al-Sabagh, acompañada por Vivian Ghubar, representante de Belén 2000 en Palestina. También habíamos invitado a dos miembros de la familia Nasser de Belén, Albert Nasser, consejero honorario de El Salvador, y el ingeniero Michel Nasser, para que conocieran a sus familiares hondureños. El personal les mostró la investigación sobre su familia y respondió a sus numerosas preguntas. Luego, nos dirigimos a la casa de los Salman, donde Francisco y su esposa, Amal, les dieron la bienvenida. Hablaron como si se conocieran desde hace años. Francis les mostró un cuadro en el que reconocieron a su abuelo. Después de su partida, las familias mantuvieron en contacto enviándose cartas y regalos. Lamentablemente, Francisco falleció dos años después de la visita.
Olga Sofía Bendeck Nasser, Honduras
Encontrando mis raíces en Belén: Un hogar lejos de casa
Hace muchos años, mi tía me dijo: “Cuando vayas a Belén, te recibirán como uno más de la familia. Sólo tienes que decir que eres una Bandak”. No entendí lo que eso significaba hasta ahora.
El sueño de toda mi vida ha sido visitar Palestina para conocer mis raíces. El solo hecho de pensar que mi familia procedía de Belén, el lugar de nacimiento de Jesús, me hacía sentir especial. Nací y crecí en Tegucigalpa, Honduras, hija de palestinos hondureños de primera generación.
Mi infancia estuvo rodeada de familias de origen palestino, sirio y libanés, que hablaban árabe y transmitían los valores, las costumbres y la comida de nuestra cultura. Hasta el día de hoy, los aportes culturales y económicos de los palestinos, muchos de ellos de Belén, son muy significativos en Honduras.
Mi abuelo paterno, Elías Juan (Hanna) Bendeck, emigró a Centroamérica a principios del siglo XX y se estableció en Puerto Cortés, Honduras, donde se casó con mi abuela siria, María Samra, y se convirtió en un industrial. Elias era hijo de Hanna Miguel (Michael) Bandak y hermano de Costa, Maria, Jorge (Jeries), Hanne y Menne.
En septiembre de 2022, mi marido y yo tuvimos la oportunidad de visitar Jerusalén y Belén durante tres días. La predicción de mi tía se hizo realidad: a lo largo de nuestra visita, conocimos a muchos miembros de la familia Al-Bandak que nos saludaron cálidamente en tiendas, cafés y mercados, y me ayudaron a conectar con alguien cercano a mi abuelo. También recibimos regalos y nos invitaron a cenar a las casas de la gente.
También visitamos el Centro de Estudios e Investigación de la Diáspora Dar Al-Sabagh para informarnos sobre mi herencia familiar y sobre dónde podría haber vivido mi abuelo. Cuando llegamos al centro, le susurré a Matheos, nuestro guía turístico, que no debíamos quedarnos más de cuarenta y cinco minutos, ya que teníamos mucho más que ver.
Para mi sorpresa, Eyad Handal nos recibió totalmente dispuesto a involucrarnos en un viaje de descubrimiento. El edificio de Dar Al-Sabagh, de 150 años de antigüedad, ha sido bellamente renovado y alberga una colección de arte única con obras de notables artistas palestinos, muebles, documentos y artefactos, en múltiples salas para investigación, reuniones y eventos culturales.
Tras una breve visita al centro, nos dirigimos al barrio de Al-Anatreh, origen de muchas familias palestinas que emigraron a América, entre ellas el clan Al-Bandak. Fue una experiencia surrealista y emotiva. Caminamos por la calle de la Gruta de la Leche, detrás de la Iglesia de la Natividad, y aprendimos sobre la historia de Belén, el papel que desempeñaron mis antepasados en la protección de la Iglesia de la Natividad, y de algunos miembros del linaje Al-Bandak de gran prestigio. Fuimos recibidos por miembros del Consejo de Al-Anatreh, que nos mostraron su nuevo centro y describieron sus esfuerzos por proteger nuestro patrimonio. También conocí a una prima lejana, Ivonne Al-Bandak, cuya tía estaba casada con Hanna Michael Bandak.
El punto culminante de nuestra visita fue cuando Ivonne y los miembros del Consejo nos llevaron a visitar la casa donde creció mi abuelo y a conocer a otro pariente, Jameel Al-Bandak, cuya familia es ahora propietaria de la casa. Su padre, el difunto George Al-Bandak, era el párroco de la Iglesia de la Natividad.
Entrar en la casa familiar de mi querido abuelo fue un momento increíble. Como muchas casas tradicionales, estaba hecha de piedra local de color crema en el exterior, con techos altos, paredes blancas, ventanas y puertas altas y estrechas, y baldosas tradicionales en el suelo en el interior.
Es difícil describir mis sentimientos: nostalgia por mi abuelo, orgullo por mis raíces familiares y un sentimiento de pertenencia a una comunidad más amplia lejos de casa. Mi corazón está lleno de gratitud por la cálida hospitalidad que recibimos durante nuestra corta estancia y por los esfuerzos de la comunidad para preservar nuestro patrimonio. Ha sido una experiencia increíble, y pensamos volver con toda la familia para una estadía más extensa.
Tareasa Mubarak, Bolivia
Cómo pueden existir juntos la alegría y la tristeza
Narrado por Manal Abu Ayash, investigadora de Dar Al-Sabagh
Desde la creación de Dar Al-Sabagh en 2018, y mientras trabajamos duro, hemos sido testigos de muchas emociones: lágrimas mezcladas con felicidad. Un día cualquiera en el centro, oímos el timbre y al abrir la puerta nos encontramos con una mujer y su marido de pie. “¿Esta es la casa de Sabagh?”, preguntó. Le dimos la bienvenida y le ofrecimos café árabe y agua, ya que parecía cansada y confusa. “Por fin he encontrado el centro”, dijo.
Era Tareasa Mubarak, con su marido, Emilio. Explicó que llevaba diez años intentando visitar Palestina, pero que había encontrado muchos obstáculos al cruzar la frontera. Por fin lo había conseguido y esperaba encontrar a los parientes de la familia Mubarak.
Después de interrogarla, determinamos que Salim Mubarak era su primo. Al darse cuenta de que por fin había encontrado un pariente, le brillaron los ojos. Llamamos a Salim por teléfono, pidiéndole que viniera a conocer a su primo de Bolivia. Se quedó atónito, y al conocerse, la felicidad se mezcló con la tristeza: tristeza porque nunca había sabido de su familia aquí, y felicidad porque por fin tenía familia en Belén. Tras el cálido encuentro, Salim invitó a la señora Mubarak y a su marido a su casa para una cena familiar.
Benjamin Abu Sleme, palestino de Chile
Centro Dar Al-Sabagh al servicio de la diáspora palestina
Diez días en la patria: ocupada, pero más viva que nunca. Caminar por las antiguas calles de Belén y Beit Jala es descifrar el pasado y soñar con el futuro. La cultura sigue viva. Con la enorme ayuda del Centro Dar Al-Sabagh, durante esos diez días, conseguimos acercarnos aún más a nuestras raíces. Visitar Beit Jala, ver la casa donde posiblemente vivieron mis antepasados, visitar el cementerio y sus tumbas, y conocer a uno de mis parientes, nos proporcionó imágenes que perdurarán para siempre y un nuevo anclaje a esta tierra. Verla con nuestros propios ojos reafirmó de dónde venimos.
Los palestinos de la diáspora son responsables de comunicar la realidad palestina al mundo. Tenemos el poder de hacerlo. Hablar de Palestina es una forma de resistencia. Mantener viva la cultura es también una forma de resistencia, al igual como los palestinos se resisten cada día a vivir bajo la ocupación ilegal. Las realidades son diferentes, pero las diversas formas de resistencia son un puente entre la diáspora y Palestina. Es esencial mantener el puente en pie, para que Palestina siga viva.
La sangre es más espesa que el agua.
Jorge José Zarzar, palestino de México
¡Un nuevo hermano descubierto después de cien años!
Vivo en Torreón, Coahuila, México, con mi esposa Verónica Díaz y nuestros dos hermosos hijos: Verónica y Jorge Elías.
Cuando era pequeño, mi padre me contó que mis antepasados cristianos ortodoxos, huyendo del dominio otomano, llegaron en un barco a México, desde Belén, lugar famoso por ser el lugar de nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Con el paso del tiempo, mi interés creció y soñaba con visitar el lugar de origen de mis abuelos.
En Torreón hay una gran comunidad palestina, con muchos originarios de Belén. La Federación Palestina en México se formó hace unos años con el apoyo del embajador Mohammed Saadat.
La arraigada herencia palestina y los valores de los abuelos se han transmitido a sus descendientes. Mi abuelo paterno, Yousef Zarzar, nos enseñó la historia de Palestina y la importancia de la familia. Mi Siti, mi abuela materna, Miriam Handal, me enseñó palabras árabes, como los números. En las fiestas familiares, cocinamos comida palestina como dolma (hojas de parra), marmaon (cuscús perlado) hecho en Navidad, tabbouleh, hummus, laban (leche fermentada, llamada jocoque en Torreón) y aceitunas negras con za’atar.
Cuando hace unos meses me hice una prueba de ADN, salió que mis antepasados son de Palestina. El abuelo Yousef también aceptó hacerse la prueba y obtuvo el mismo resultado. Profundizando en el tema, me enteré del cromosoma Y, que es exclusivo de los hombres y no cambia en miles de años: es como descubrir quién fue tu primer padre genético.
Dentro de este cromosoma, el haplogrupo paterno de la familia Zarzar, llamado “G1”, procede de la región de Palestina y no de los clanes cristianos ghasánidas de Yemen, como pensaba mi familia.
Empecé a investigar el haplogrupo paterno de los Zarzar en Internet y encontré un fascinante artículo en This Week in Palestine (TWiP), escrito por Anton Mansour, que es originario de Belén. Mansour realizó un estudio de los antiguos clanes de Belén y descubrió que todos pertenecían al mismo haplogrupo paterno “G1”, que es originario de Palestina.
Gracias a este artículo, y a la generosidad de su editor, Sani P. Meo, me puse en contacto con un centro de estudios sobre Belén para la diáspora, llamado Dar Al-Sabagh. Manal Abu Ayash, del equipo de Dar Al-Sabagh, realizó un amplio estudio en el que detalló de qué clan y de qué zona procede el apellido Zarzar, y construyó un árbol genealógico completo.
Como resultado de este estudio, mi abuelo se sintió profundamente conmovido al descubrir que su padre, Yacoub Zarzar, tenía un hermano mayor del que no sabía nada, ya que siempre pensó que su padre era el hijo mayor.
Ahora todos estamos muy emocionados y queremos saber más sobre nuestros antepasados y qué miembros de la familia siguen viviendo en Belén. Siempre mantenemos la fe y la esperanza de que Palestina vuelva a ser libre.
Eyad Handal es investigador en el Centro Dar Al-Sabagh y pasante en el Museo Terra Sancta de Jerusalén. Es licenciado en historia y arqueología, diplomado en turismo rural por la Universidad de Birzeit y tiene un máster en estudios turísticos por la Universidad de Belén. En 2013-2015, fue el primer presidente del consejo de la juventud de Belén y participó en varios programas de intercambio cultural y conferencias en el extranjero.